lunes, 1 de mayo de 2017

El centro sustancial de la sustancia

Quizá me lo pueda imaginar, quizá no, en que se viene convirtiendo las trazas que recuerdan lo que vivo, pienso atrás y me vi artista, pienso ahora y me veo un investigador, lo que más me alegra, es que el antes y el ahora no existe, pues simplemente son, eso nos lleva, por la ecuación sincuanperfecta a las postrimerías donde todo merodeo es escapatoria de su propia escape, asi pero diferente, o lo mismo yo digo pero diferente, le aplicamos la paisana y tomamos lo bueno, que nada está escrito en el libro humano de la vida, sino en la mente misma de Dios, todo puede suceder… no escribo para planear, lo hago para conjurar, para sentir el momento cuando se vuela en la librería de las palabras, y se combinan solitas, como tripeándose en saltos de canguro, con una bolsita y cargando a su hijo, a Tomás, que tu camino sea venturoso y lleno de buenos momentos, aventuras chéveres, y acontecimientos provechosos. Para disciplinarlo hay que metaforizarlo, y yo lo quiero llevar, por eso sacamos los juguetes, los carritos y la dulzaina y nos vamos a jugar, vamos Tomi. El Payaso baja de la chimenea, y dispone su recta figura con movimientos armoniosos y recochológicos, nada tiene que ver con nada, pero todo tiene que ver con todo, baja el payasito y lo tratas de tomar en tus manos, entonces el payaso vuela y tu lo tratas de atrapar, estiras la manito y lo traes a tierra, donde la raíz comunica con el centro sustancial de la sustancia.

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