lunes, 1 de mayo de 2017

Póngale arracacha pa que sepa a bueno

Cuando cambia la dimensión, cuando cambia la canción, un ritmo suena, y lo hace decidir, al lado las letras inspiran y buscan sin cesar el colmo del Cesar, el que dice que si no hay nada bueno que escribir, para que escribir? Lucho con ese pensamiento y con el temor a simplemente encontrar y puntear una canción de Metal, esperar los platillos, alargar el final, como ese mismo que cuenta las historias que aquí no he contado aun.

En un constante que siempre regresa al punto de la angustia, hay me encuentro yo, porque he olvidado lo elemental, que no sé qué es esto o lo otro, lo que siempre ha estado ahí, esa magia de decir, de decir con razón. La poética decrece, y el tiempo se hace largo, pues aun este escribiente no divierte a su leyente, sino que lo enarbola de una lucha futil, como nadando contra corriente, recordando siempre que somos humanos y que revivimos en la historia que se dice y en la que no.
Se desfallece y me enajeno en una narrativa sin espíritu, como cumpliendo, cruzo los dedos y veo la cosa, me entrego a la creación eterna, a la que emerge de la clandestinidad y se va a al lugar de la historia, sueños de libertad, o de grandeza, el ego duele. 

Para que estudiar, hacer informes, y sentar estudios que no se sabe pa donde van, y que también dudo que sea lo que verdaderamente he querido sacar, es tiempo de recapacitar y de darle el sabio matiz, al escrito que sustente lo que una tesis de doctorado en este caso no pueda decir, sino prefiero hacer. Siempre he criticado a los oficinistas, y me he inclinado por andares más inesperados, es una cierta oficina, por supuesto, un espacio por lo menos más interesante. Que estupidez justificarse cuándo el tiempo de estas letras es eterno y se debe aprovechar para contar las majas historias que vienen del Océano, a una isla que vuelve a mi, como cuando zarpe hacia sus aguas en las cartas del Pen Friends, hasta allá llegaron mis poemas, navegaron lejos, y quien sabe en que han quedado, quizá en cenizas, quizá guardadas como la historia real de una persona que tan solo escribía lo que sentía, como si la vida hubiese perdido su deliciosa trivialidad, como más se ha de vivir?

Se navega todo el tiempo profundo y no se sale a la superficie a tomar un poco de aire. No desfallecer es la consigna, disfrutar y luchar con gozo, con amor, como si fuese la única vez que voy  a estar vivo, a veces me siento cansado, o quizá aceptando que muchas cosas simplemente pasen, como si no dependiera de mi nada, cuando no es asi, y aunque no pretendo pasar por encima de la misteriosa voluntad de la creación, todo se amplifica, separándose de la gran masa y haciéndose a su propio devenir, hacia una parte del Sur que se acerca a este otro continente Zelanda, continente que como decían los grandes navegantes, equilibra la tierra entre el sur y el norte, de por cierto, simplemente polos eléctricos invertidos. 


Venga y como viene eso que parece que las cosas se cuecen con aceitunas y alcaparras pa que coja sabor y nos sepa a bueno, échele guasca, póngale arracacha, que la poética de la papa se haga ajiaco  pa que sepa a bueno.

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