domingo, 5 de noviembre de 2017

Cambiar de nombre

Mientras navego por las aguas del origen, por lugares estrechos y calientes, hechos para descansar, para el placer, mientras abro los sentidos a lo que realmente está pasando, escribo letras que digan cualquier cosa, tratando de hacer valioso el tiempo, escapando a las cosas que roban la libertad, a la voluntad hipersensible de seguir el color, de verlo una y otra vez, en estímulos que se pierden. Corro, no veo para atrás, nadie me persigue, veo hacia adelante y su sombra me estremece, es como la mía, se mueve cuando me muevo, pero lo hace diferente, no es una copia de mi cuerpo, mueve las piernas, los brazos, toma el cielo con sus manos y se quiere quedar con él. Dejo que me atrape el color de esta mañana, el calor que empieza a llegar, el amor que me trae pensar en Paulis y en Tomás, que más da, si cuando nada se quiere hacer, nada hay que hacer, o hacerlo todo, lo que es lo mismo, eso es interesante, pero no dejar que las horas se vayan sin pena ni gloria, aunque nada garantice que esto sea la pena ni la gloria. Veo a mi horizonte y hay unas cosas por hacer, organizar un viaje, arreglar un informe, transcribir horas y horas de las mismas cosas, hablar con uno, con el otro, porque estoy aquí, que hago en esta silla, si realmente me inspira mas esto que lo otro, será tiempo de tomar medidas, espichar el botón que dice expulsar, y salir disparado, de este lugar, de esta oficina, de esta conciencia, de estas convenciones, de lo que leo y soy en el vida, cambiar de cuerpo, llamarme de otra forma.

No hay comentarios: