miércoles, 22 de octubre de 2008

El costeño bethoviano

Como empezar a narrar una historia cuando se escribió hace ya algunos años, resulta que empezaba a vivir sobre este extraño teatro de humanos y los descubrimientos aparecían unos tras otro y de manera indefinida, empezar por el final puede ser un buen auxilio cuando el desahogo no ha dejado nada para nadie. Siento estar sentado, solo y pensando una historia colectiva, que no se escribe solo con palabras sino tambien con pensamientos, momentos y recuerdos, es insuficiente todo lo que haga, es poco hacer todo, porque siempre encontraremos un nuevo principio. Intentarlo, debe ser siempre el mejor arranque, hacerlo, es lo único posible. Reviso cada una de las cosas hechas por quienes conozco, veo discos, escritos, negocios y deseos, mujeres que esperan a su hombre como me puede estar esperando a mi, aunque con pena, ya es un poco tarde, no estoy dispuesto a esperar un solo segundo mas, es momento de tomar grandes decisiones, cuando el vacío crece sobre esos intersticios tropicales, donde se piensa todo desde lo impensado y se dicen estupideces rimbombantes que esconden la rima sonora de quienes cuidan el sabor y la alegría como el bien mas preciado. Saberlo no es suficiente, quererlo tampoco, hay otra energía mas, la que hace y concreta, es la energía perdida que busco afanosamente, la que no deja decir nada de quienes pasaron por aquí. Así lo creo yo, como un demonio involuntario que entra a media noche, para llevarse el alma y el cuerpo de quien decide vivir como ser terrenal, así sea haciendo creer a todos su extraterrenalidad. Prosigo con un principio desdeñado de titubeos inútiles, escribo cosas que no pienso ni conecto con eso que hago a veces de forma tan bacana, no prosigo porque pierdo el hilo y desemboco en un montón de momentos, lugares y personas que no saben nisiquiera como decir a sus hijos cuanto los quieren, jodidos por la infelicidad y muertos de envidia se pasean en embarques y estancos reluciendo su mas sagrada pobreza. El amor les esconde su manera de vivir, el amor hace del olvido su mas finado tesoro, no veo a alguien en esta selva que pueda acompañarme ni siquiera por un rato, será mejor seguir solo. Apareciste tu en esta buena historia, apareciste un dos de enero en el Messenger, me casaste con la sabiduría que otorga haber vivido tres años mas sobre el planeta, recogiste lo justo y te lo llevaste, cada palabra tuya fue apareciendo sobre el día, paso el año y llegaste, te puse una cita y la cumpliste, te dije que quería y me amaste por eso, ahora estas dispuesta a que me iría contigo y no buscaría a nadie mas, sino seria así, seguramente aparecerán un millar con las cuales mezclaría mi sangre plebeya con una hidalga. Es ahora cuando lo recuerdo todo, es el momento para que fluya el genio de todos, ese que hizo al pibe mostrar al fútbol como cosa sencilla, un juego de pendejos en medio de caras duras que buscan afanosamente sobresalir con valentía y buen fútbol, pero es que cuando la magia aparece debe estar todo el tiempo, no debe ser un chorro definido de mentiras, y eso es la esencia de la colombianidad, la magia eterna sobre el infierno mas hondo. Debo escribir así no lo quiera, debo creer en lo que soy así no lo crea, debo ser un verdadero escritor, que no se cansa de escribir, y que no para a esperar a ver que putas pasa, no se trata de eso, porque hasta en el momento mas desasosegado, oscuro, desleído, malicioso o rayado, siempre hay algo que escribir por malo que sea, nadie tiene que verlo, con que para mi sea hermoso es suficiente, como diría mi amigo el costeño bethoviano, si me vas a presentar una mujer, que sea bonita, o si no, no me quedara mas remedio que amarme a mi mismo. Ahora se porque los que vienen buscan conocimiento, poder y realización, el lema mas preciado. Conozco gente por un portal que me encontré algún día en el noveno odiado del año 97, le presté un disco de Korn y otro de Deftones, y fue suficiente, se abrieron las puertas de un amigo con el que me embarco en pocos días hacia un destino desconocido. Quien no ha visto una embarcación llegar, desembarcar algunos náufragos del mundo y decir aquí me quedo, aquí me quedo para quererlos a todos, respetarlos y aprender, no como conquistador arrasador de mediano calibre, lucidor de hidalguía y realizador de barbaridades, no mas esa tradición, has quedado borrada para siempre, así tengas que ser recordado para negarte.
Esto, esto es lo primero que vemos un día de sol en la calle, tapetes cementados derretidos por el pisoteo publico, cabezas calientes e ideas olvidadas, todos nos metemos con todos y encontramos aterrados una senda de masa humana. No es tiempo de decirle a la ciudad lo fea que la hemos vuelto, es esto lo que tenemos y hemos construido, es este nuestro espacio de animales urbanos, es aquí donde no acordamos como es que antes nos vestíamos, como nos mentimos siempre por sentirnos mejores personas. Por lados aterrorizados por pistas terminales, encuentran en un semáforo el cambio del destino, vuelta a la izquierda o la derecha, nadie entiende como estar a las dos cuando apenas es la una en todo. Hijos reales e inauditos inspiradores, no siento nada por todo aquello de cemento, soy como el hobo que despide la jungla una vez conocida, porque nada mas ofrece ni merece, gigantes de vidrio pisando mis palabras lugar común sin atún y sin Elsainun.

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