domingo, 16 de mayo de 2010

Preaching well III

No descansar las manos ni la acción creadora, no caerse en cansancios que no son más que imaginerías temporales, no esperar de los deseos la satisfacción de invisible, y mas bien deleitarse con la escriturología, la cual sin dejar tiempos a la dejadez funda en la impaciencia el creerse lo mejor, la desgracia de sentirse un propio, que retuerce las cosas y desenreda los cables, pues ni ya el mismo que escribe entiende lo que esta pasando. Y es una cuestión de tiempo porque se ha dejado como estrategia explicita el no parar el tipeo ni para pensar, pues se corre el riesgo de que la mente se quede descansando mucho y yo no le cuente lo que le deba contar, y que ni sabiendo yo, a cerca de aquello resultase que vi en los atardeceres naranjas del putumayo, mientras acompañaba una comisión de pesca a verificar como estaba organizado el cuento de la pesca de arawana. Y bueno, siendo lo encontrado mas resultado de eso que se conoce como la tentación del dinerillo también se acontece que las miradas del etnógrafo no fueron mas que la que la providencia puso al frente suyo, pues en las letras se hicieron poemas a tikuna, el poema del soldado Vasquez, y las peticiones mas sinceras a la Providencia misma, alla donde la justicia la cumplen unos manes como el cuartel de la justicia. En fin nada serio, realmente, y aun que se navegue en chiste y chanza, que no me venga con la semejanza, entonces resultase que las barbas crecieron, porque según una tribu local da fuerza espiritual, seguramente si, pero si le pregunto a un monje cabeci pelao me dirá que la falta de pelo conecta mas directamente con la energía chakral coronaria y algo así, muy bien fundado, cual es la verdad de esto? Que sabrá realmente el Creador de todas esas distinciones que no son mas que una ritualidad. Verdad o mentira, moral o inmoral, como se pueden saber cuales son los misterios de mi Dios?

Parar a releer lo que se ha escrito no es quizá la mejor idea, porque lo que esta pasando esta aquí, en los dedos buscando las teclas asi no mas como tratando de invocar al espíritu que toma posesión de la voluntad en su punto de llegada, y escribir palabras, tantas y tantas cosas se imagina uno viendo estas teclas dibujar claves escritas, que se resuelven al mismo paso que se van leyendo, como entrando en un túnel a donde es el recuerdo la imagen y el asombro su contra parte, perfecta escena de película de dramas, policiales o suspenso. Esperar después del ruido el momento del vaciillo, dejar que las manos posean la pérdida del tiempo, el ocio de la escriturologia empedernida, como pa ver que escribe, que es lo que dice, a ver si revela de una vez la razón misma de las claves, Alejo no es Alejo o alguna otra puesta en las tierras a donde algún día se parcharon Los Mozzarella.

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