miércoles, 11 de enero de 2012

Tipeo inutil.


Algo que decir, nada que esconder, se presiona el pecho en el centro y se le invita a salir, lo veo de lejos y parece una hormiga que lleva hojas al hormiguero, es una hilaridad inconclusa que no se detiene, que no se acongoja, cuando el hormiguero este lleno de hojas entonces partirá, formara uno nuevo y el anterior se destruirá, porque lo viejo esta condenado a desvanecerse, y lo que queda es lo nuevo, que no es nuevo solo por serlo, sino porque se reafirma y busca en la misma expresión del momento, en lo que no tiene receta, ni fin. Así mismo, cuando me acerco aparece una iguana que toma el sol apaciblemente y que descansa bajo los árboles permaneciendo largos minutos inmóvil, sin que nada ni nadie la perturbe, para que moverse se preguntara, si en la misma quietud está contenida la selva entera, el planeta, el universo, se mueven los planetas, se convoca al universo y luego cobrara su propia vida, para ser parte del jardín fantástico de la iguana. Ya el pecho se siente mas suave y la gripa parece no ser tanta, una noche de profundos sueños y extraños encuentros, que disque yo estaba en una universidad, y era la misma en la que fui profesor, entonces asistía a una clase, a la peor del mundo, tanto que me tocó hablar con Juan, mi profesor de filosofía, para que semejante timo se cayera, un sueño mas, una clave mas, para el abanico de los mundos posibles, para el camino único y predestinado que es la vida. Un laxante no vendría mal, por lo  menos para provocar la salida y no dejar que las cosas se atoren, si es negro, se asiste a un funeral, a un entierro de algo que ya pasó, de lo que no se puede amar porque ahí es cuando el mismo que lo dio se lo lleva, porque si, esa no es la vida, cosas, proyectos, risas y diversiones, eso pasa y se hace y ya, pero al final nada de eso cuenta para el chequeíto final, nada, solo la fe, es la respuesta al quinto punto, al ejercicio que nadie vio. Y si de negro estoy, escribiendo, temiendo expresar lo que muy seguramente ya sucederá, lo que poco a poco conformara un movimiento voluntario, como el que describen esos filósofos idealistas, cuando hablan de la autoconsciencia y el movimiento, pues así mismo, aunque no entienda ni papa, ni me interese un poquito, la cosa va cogiendo estribos que yo mismo desconozco, como acoplando lo que puede llegar a hacer un vuelo mas alto. Intento retroceder pero no me dejo tentar por las ilusiones del estilo, por las fantasías de lo bello, pues si esto se dice es lo que es y nada más, es lo que se debe cuajar para catapultar una mismísima esencia que me permita fluir, en los anaqueles del no entiendo, allá a donde sabemos se jalan los estribos por la misma obra de diosito lindo, así tal cual como lo que se cuajaba en aquellos legendarios libros de colores que se trajeron de las australasias, los mismos que no necesitaban correcciones de estilo, ni tenían tachones, pues cada palabra no era solo una palabra, sino creación de algo, que venía y del cual solo se era el depositario. La intención es por supuesto la muerte del propósito, tampoco pretendo alcanzar aquellos puntos, pues la verdad es también una vanidad querer pull the streams, como si la misma Naturaleza del Creador no fuera suficientemente perfecta para hacerla. Más bien tomo un tobogán y me deslizo suavemente, para caer en una piscina de personajes estrambóticos, quien esta a mi lado, pero si es el mismísimo Maniobrin Bebebuafiano, a quien no se porque carajos había abandonado y dejado por fuera de este cuento, como si lo implícito fuera superior a lo explicito, cuando no es asi, por lo menos en este caso, que corro desesperadamente a darle vida a la mejor de las peores obras que la historia allá podido ver, al lado de Maniobrin, pues esta Malpajorrin, y su hijo roscón, Pachamamin, el árbol genealógico de la familia Bebebuafiano. Del tobogán salto al rodadero, y del otro, al pasamanos, no me canso de sentir como la sola gravedad puede mover mi cuerpo hacia abajo, como queriéndome llevar a lo más concreto de la existencia, a donde una generación de pelmazos relataba literal lo que como una metáfora se decía, una de las historias nunca contadas en los anaqueles de esta historia. Fluyeron las trancas? Se procrearon las buenas nuevas? Sobreviví a algunos minutos de mas en el tipeo inútil de la misma nada? Quien sabe todo eso, quien sabe, solo se que de la luz no me puedo alejar.  

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