viernes, 13 de noviembre de 2009

Mañanas de melancolía

Oh mañanas de mucha melancolía, a donde me despierto no tengo ni la menor idea, uno ojo se abre y recuerda la rata que revoloteó por la noche por fuera del cuarto, entonces repaso mis sueños, oh dios mío me sorprendo pero si soñé que estaba yo cuadrado con una mujer muy recatada a la que no le sabía ni el nombre y se me escondía para que yo no la tocara, buscaba afanosamente saber su nombre, sacarla de sus escondites para darle así sea un besito, pero ella no se dejaba y muy cortésmente me mandaba para mi casa. Repasados los sueños y puesta la mirada en el azuloso techo roído por las hormigas, pienso la mucha caca de ratón que debe estar encima, pero que carajos, pintado en celosía se me da la alevosía, arriba la grúa, el pensamiento y comienza el consentimiento, anoche lo hubo y otra vez por la mañana, perdida deliberada de energía no sé cómo luchar contra ese timo de la sensaciónologia. ¡Que hago hoy? Me acuerdo por ahí que una cosa llamada Sinchi me contrato, supuestamente debo trabajar por sus nobles causas, llenar informes y hablarles complicado, es decir que para decir: “la comunidad no se le da la gana de….”, debo decirles, “la inadecuación casuística de los mecanismos auguristicos vitales del sistema oleidoscopico biológico no ha permitido completar los procesos de supresión personal en aras de los que nosotros con tanta clemencia venimos a ofrecerle”, y estupideces por el estilo. Entonces después de los repasos a los sueños, los motivos laborales y las opciones de un día que en sensaciones de extrañeza comienza, me visita la pregunta sobre que pasara con la historia mas loca de todas las historias, será Yoko Lagunas el mismo que iba a pegarle ese puño a Mochilas por presumido y montador? porque se lo he dado yo? bah, mas bien parémonos, al agua fría y a esperar que la luz del día se haga por algún lado.

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