lunes, 29 de noviembre de 2010

“No volver a hacerlo mas”.

Entre todos esos cuentos que se tejen en la amazonia uno fabuloso me tocó vivir, y aunque alla tenido ese siempre misterioso ingrediente del dolor, no deja de ser mucho lo bendito lo ocurrido aquel sábado en que este el escribiente fue pasado al tablero por Yakuruna, el espíritu protector del lago. Como todo sabbath la petición fue firme, de protección a Dios, y de haber aceptado un llevar a cabo un esfuerzo cuando no se debía, pero como todo es perfecto y todo fallo no es mas que la contra cara de un acierto, entonces la enseñanza llego en una de esas cuando me dio por cargar una canasta con la cinta templada sobre la frente como lo hacen los indígenas, pero con la diferencia que mi cuello de cori (Blanco) no tenia la fortaleza para hacerlo, sentí una sobrecarga, pero no pare y continué con el trabajo, clamando a Dios, como todos los días, bendiciendo cada uno de nuestros esfuerzos, como si tal clamor fuera suficiente para justificar lo prohibido. Entonces al siguiente día, y tras una serie de seguidillas faltas que ya se tenían anotadas en la lista de lo que no debo hacer, sentí que la respiración me faltaba, que mi mente me acusaba y que solo podria salir de esa por medio del arrepentimiento, y pagando el precio de la trasgresión, entonces corri a donde Churai, quien de inmediato me atendió viendo lo mal que me encontraba, proseguimos al consultorio y al diagnostico dado por el espíritu: “uno no se puede ir asi nos mas, sin consultar, porque eso tiene dueño y si uno no pregunta antes de entrar entonces es cuando le pasa eso, es que uno no cree, hasta que siente las consecuencias”. Dadas las palabras de Churai, siendo el diagnostico del espíritu que hablaba, entonces entendí que la trasgresión que había hecho si tenía una lectura diferente, pero hablando de lo mismo a la que en mi mente retumbaba con la imagen del hermano Alfredo justo antes de llegar al puerto. Anoche sufrí, sentí que algo se me iba para siempre y que nunca más seria yo rescatado, quizá ayer entendí que entender no es suficiente para aceptar que si existe condena para los hombres, pero esta comienza y termina en esta misma vida, o bueno quien sabe. Pedí ayuda con lagrimas en los ojos, pensaba en mis seres queridos lo preocupado que estarían si me vieran como estaba, pero no los llame, pues de nada hubiera servido preocuparlos, recibí atención de Churai con masajes, soplidos, ungüentos y oraciones, muchas oraciones, pero ante todo, lo único que me podría curar era mi arrepentimiento y decisión a no volver a fallar a lo que mi corazón me dice. También aprendí que dentro de mis defectos tengo el de la arrogancia y cuando tal se posesiona, encuentra todas las justificaciones para cumplir sus propósitos siempre en contra de uno mismo, yo confío en la misericordia de Dios de que este dolor físico y espiritual será sanado, lo se, porque tengo fe, y acepto su destino y las consecuencias de mis actos, cuando fuesen buenos o malos. Naturalmente quiero siempre que sean buenos, para que los resultados asi lo sean, pero como hombre soy, creyente en Dios e imperfecto, solo me queda “no volver a hacerlo mas”.

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