miércoles, 11 de mayo de 2011

En el Fin...

Lo que se habla, es tanto lo que se habla que no se dice nada, se busca aparentar, se calla por asombrar, compite la razón mientras se constriñe el corazón, pululan los egos encontrados, al final unas copas disculpan las molestias si al fin y al cabo hay un acuerdo a parecer interesados, así en el fondo nadie realmente lo esté. Qué fácil es caer en el mismo juego, que afán se encuentra en el alma cuando se lucha construir una vida con vida, como asincerarse con los demás como se hace con el corazón, y al final, la confusión es tal que hasta el corazón siente el dolorsillo pues el que entre la miel anda algo se le pega. Apelo a lo divino, resucito de entre la muerte para volver a sentir, para volver a vivir. Entonces con rostro de agobiado recuerdo el ciclo de los astros, se invoca la sabiduría del universo y la fluidez de la naturaleza, el Guaimaron timador ya anda por ahí, quizá dando un poco de esperanza a esta tarde de naufragios, pero no es suficiente, mas vale perdonar y actuar sin mucho pensar. Se dice que todo tiene forma y su justa proporción, asi lo es el numero aureo, asi es el numero pi, los números perfectos y bueno, no vale saber sumar para solo acumular, si hay una justicia esta se puede buscar con ayuda de los números y la sagrada inspiración, no hay división acertada sin un buen corazón, no hay suma equivocada que se haga con amor. Si todo entonces se puede entender como números y proporciones, entonces esta vida con divina geometría se puede organizar. Hay unos que aseguran que el orden social es tan solo natural, lo que cambia y lo que permanece no es mas que reflejo del eterno devenir, la materia se descompone en pequeños microorganismos que son alimentos para otros, y asi se recorre la cadena del alimentar. Ahora hay mucha agua, aquí en el reino de la Cucunubainas, hay pantanos y ríos desbordados, destrozando ganados, cultivos y viviendas, y si es asi como poder renegar, si el agua tan solo busca su nicho natural, eso les pasa a quienes aprendieron a multiplicar sin tener en cuenta la justicia del Creador. El cielo esta nublado y cada vez mas encerrados estamos, pronto no habrá alimentos, no llegara cerveza ni habrá camello que realizar, cuando todo este nuevamente quieto, y el trabajo sea no mas que un rutinario subsistir, muchos libros eruditos perderán sentido y otros mas ocultos cobraran la luz, porque asi como el hombre trabaja sin descansar, por dominar su medio y el alimento conseguir, asi mismo la mente se hace perezosa cuando pretende hacer creer que algo sabe por saber. Me pregunto a yo, si tanta ciencia y conocimiento que abunda en nuestras mentes valdrán para cuando todo esto llegue a su final, ni el Guaimaron timador se podrá escuchar.

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