miércoles, 11 de mayo de 2011

Muy interesante profe Alkalawi

En los albores del destino no hay reglas de predicción, no cabe la razón, dos mas dos son cinco, ocho y ocho dieciocho, la topología se vuelve regletología y la paciencia la mas menesterosa ciencia. En el ojo del huracán se siente así como que nada pasa, después de la gran tormenta todo queda en calma, pero el ojo del huracán no es la calma que pretende, es el punto cero después de que el vector hizo un desplazamiento guaimarolineo, uno de tantos que se pueden trazar en este plano teñido de aristas del no se que está pasando. Cuenta el matemático Alkalawi de las Cucunubainas que es posible trazar una frontera entre dos territorios cuya intersección es vacía, si tan solo se toma al mismísimo vacio como un posible espacio. Este extraño y aparente contradictorio razonamiento trata la identidad de las formas como masas moldeables, a donde el todo por supuesto nunca es igual a la suma de las partes, y si vamos a axiomas mas rígidos, con algo de inductividad podemos esgrimir que la razón puede quedare perpleja ante la intuición, siempre y cuando se entienda que de un lado o del otro, siempre la mentira tiene la respuesta. Del tratado vectorial y guaimaronológico de Alkalawi, saltamos a los acontecimientos de las ultimas semanas en que la aplicación de tanta cosa maja (de Alkalawi o de otros guaimarones de su tipo) presenta el reto de la aplicación. Volviendo al comienzo de este escrito, la paciencia es la mas menesterosa ciencia pues nos permite creer cuando todo se ha caído, nos permite construir con pocos ladrillos casas fuertes contra sismos, asi es esto mi estimado doctor, no se puede de otra manera, de lo contrario seria otra historia la que usted estaría leyendo, perdiéndose de lo mejor de siempre, la arvejita que pone el destino entre las misiones, y las hace mover y no desfallecer, las hace renunciar y a renacer, para dejar huella y esperanza a otros. Por ahí dicen los entendidos que la cosa se puede pensar en un enfrentamiento de la edad media, en el que los dos ejércitos se están mirando frente a frente, prestos a la batalla. De uno de ellos, del aparentemente mas débil, sale un soldado esgrimiendo su lanza, con una bandera hacia el bando enemigo, pierde esta vida pero gana la otra, pues su sangre le da la victoria a los que vienen con él.

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