sábado, 23 de enero de 2010

El perro pulgoso y el golpe del águila.

Que sucesos que se suceden por acá en la gira que se ha hecho en la ciudad de Bogotá, la atmosfera oscura y el sol que enrojece, te escondes de día y apareces mañana, ciudad que se muestra, absoluta y desgarrada, cajita de encuentros y de aventuras sorpresa. Y entonces paso que en una de ellas, el escribiente inaudito, en forma de cuerno dibujo el horizonte, el alma el encuentro, la mirada no entiendo, mi corazón me delata, mis culpas las pago, por eso lo siento cerquita ahí en el centro del plexo solar emitiendo quemones, es el amor, el instinto que piensa, en lo que es así o lo que no lo es, simplemente sucede en días de días, rutinas del viaje y miradas que cazo, unas puertas se abren, otras se cierran, que tan confuso eres destino encantado, que buenos chistes y pruebas de vida, amores que pasan y se dejan que vayan. Entre uñas de águila y pulgas de perro, se rasgaron vestidos se contaron los cuentos, el águila y el perro quizá nunca volaron, y tampoco corrieron pero pasaron sabroso, tocando hocicos y picos caídos, pero la cosa llego al punto mismo de la contradicción, y resulta que el águila ya no quería volar y el perro tampoco correr, en el tren de la tarde se vieron por última vez, un cierto recuerdo les deja nostalgia. Pero en un destino eterno estarán encontrándose a donde esto que siento ya no se sienta, así el escritor, inventor de aventuras, podrá divertirse sin mucho pensar, de que es lo que pasa o que vendrá, se timaran los destinos? O encontraran los espejos? Y entonces te fuiste y te sigo pensando, porque de veras te quise pero no te lo dije, fui un cobarde del viento y el respiro de ahora es crecer, volver a creer. Humanos pendejos dice Bety exclamando, porque no aprendemos si todo está dado, que nos cuesta no hacer más que dejar que suceda que el alma se vaya y flote solita, conciencia holonomica con ritmo de cumbia, te despiertas y tropiezas como cuando naciste, ahí está todo tu encanto, experticia y delicia, chupetica sabrosa te dejo un pañuelo con plumas, te digo adiós no para siempre, solo debo seguir el rumbo que siento, muchas suertes caninas y aventuras pulgosas desde lo alto te bendicen los cielos, escucha la voz que te habla cerquita y no hagas más que lo que ella te dice, perdón la molestia y gracias por todo, hasta siempre o nunca, mañana o ayer, sea lo que sea solo lo escribo para dejarlo fluir y lograrlo entender.

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