sábado, 2 de marzo de 2024

El Noticiero

2008

Un nuevo intento por escribir ante esa voz que susurra allá detrás de mí, donde está la puerta que lleva al cuarto de mis padres, de donde salen esas voces del infierno llamadas "El Noticiero". Por dónde empezar para explicar por qué nunca veo ese programa. La primera razón que se me ocurre es que sus presentadores son los peores actores del mundo, hacen ver cómico un asesinato y trágico un reinado. Aunque, pensándolo bien, esas son cualidades de una muy buena actuación. Estos noticieros son bastante patéticos porque, además de contar historias inventadas, les ponen un tonito de verdad perfecto para asustar a los incautos y hacer interactuar al televidente, quien ve lo mismo desde que nació. Realmente, nada cambia, tan solo la fecha.

No soporto el Noticiero. Aquí se le da tanta importancia que cualquier intento de cordura suena a locura y hasta me confunde el seso. Así que pongamos algo más amable en el aire tibio de este día, ¿qué tal un poco de Dire Straits? Mientras tanto, sigo llenando líneas sin sentido en una tarde que parece haber nacido atada a la pérdida consciente de eso conocido como tiempo, el mismo tiempo que no existe. Dicen por ahí que también se pierde, o al menos se llena con noticias importantísimas como que Maradona es ahora técnico de la selección argentina.

Intento huir del humo del cigarrillo para encontrar la línea de una escritura que parece haber nacido perdida desde el inicio, una escritura inerte, buena para nada más que para perder el tiempo diciéndole al PC todo lo raro que se siente no pertenecer a este lugar. Una vez más, elevo un grito al cielo que dice "libertad, libertad".

Ayer abrí un cuaderno viejo con algunos poemas y mediocres escritos existenciales. Lo único rescatable que encontré al final estaba compuesto de dos columnas. En la primera decía "Dios" y en las otras dos decía "Verdadero, Libre, Justo, Creativo". Cuatro cualidades para rescatar en este ejercicio alquímico en este video llamado la vida, el cual a veces confieso que no entiendo y me da pereza superar. Menos mal siempre hay un lápiz o un teclado que, con confianza, llena el tiempo de algo que no es nada, hasta que finalmente me levanto y decido cumplir la misión que la vida me ha encomendado en estas tierras.

Creo que hago eso todos los días, pero algo no fluye del todo. No hay que ser un genio para darse cuenta. Hay que retroceder un poco por las espirales que se recorrían justo antes de irme para Australia. En esa ruta estaban Marleny, Betty, estaba Potes. Esa trayectoria hay que recorrerla con cuidado, porque en esa conjugación puede que se manifieste el color vivo de la nueva misión que la vida tiene para mi.

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