lunes, 5 de marzo de 2007

De cómo nacen las palabras:

Acuérdense que algún día estábamos quietos, recuérdese que aquí no había nada ni la misma memoria, recuérdese que aquí era allá y que allá era también el mas allá, no habían lugares, no existían formas, no se puede decir nada de donde nada había. Pero el tiempo, que pasa con el tiempo? El tiempo nace cuando nace el movimiento es ese instante entre pienso y hago, es el impulso que da vida a la idea, es ese puf! de donde brota el olor, de donde nacen los sentidos y el hambre por decirlo, el tiempo espera que se haga tiempo y mientras se hace tiempo nace una nueva idea, nace el comentario.

A la pregunta de cómo nace el comentario solo se le responde que nace alli donde nada queda, donde nada había que hacer y por hacer algo nació el comentario, ¿quien no tenia nada que hacer? Pues yo creo que El.

Las palabras no lo dicen cada vez que lo buscan afanosamente, así como cuando ellas nacieron ahora deben servir para engendrar nuevas palabras. Veamos un ejemplo.
Patacas sos un Dios, la vida se hace apunta de borracheras, Alejo no es Alejo, cualquier cerveza es ganancia, cuca es cuca. Que relación tienen estas prodigas frases, hasta ahora no lo sabemos, pero quizá podamos hacerlo si nos empeñamos en descubrir la verdad de este “diente” y del otro diente también, luego se liberaran los sentidos y daremos cuenta de las cosas que nos rodean, pensaremos que pensamos mucho para saber lo mas sencillo, aprenderemos como se invento el “maíz pira” y aprenderemos a descubrir el “maíz pira”.

Pero volvamos a lo que aquí nos ocupa, como nacen las palabras. Las palabras no son mas que vibraciones logradas por la boca, en una mezcla de viento y resonancias, es como logran volverse sonaras, sin embargo, eso no nos dice nada de las palabras, no nacen por un proceso fisiológico del cuerpo, tampoco podemos pensar que las palabras son una necesidad de comunicación, si así lo fuera los hombres nos hubiéramos quedado comunicándonos por señas, o mejor, por telepatía como se dice que lo hacen en Ganímedes. Es aquí cuando retomamos lo que habíamos dicho del tiempo y del comentario, sabemos que un comentario es escupido en el tiempo vació que transcurre entre el hacer y el decir, cuando ha nacido el comentario han sido fecundados los decires para que luego nazcan las palabras.

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