lunes, 5 de marzo de 2007

Pensar la libertad:

Es oportuno empezar a escribir desde lo mas simple, desde lo mas humano que tenemos para justificar nuestras ideas y nuestros pensamientos, me refiero a nuestros motivos, a los deseos que traducen la necesidad de cambiar algo que nos molesta, a la necesidad de pensar en el sentido de nuestra vida y reflexionar, al menos por un momento, la razón de esta sensación de estar vivo. No es por azar que me animo a escribir esto que mi amigo William ya lo ha decidido, no pretende esperar mas ni prolongar los dolores de la vida. Si me refiero a él es por su condición de gran amigo mío, no porque este envestido de un traje místico casi divino y que esconda el secreto de la verdad absoluta, las decisiones ante lo que aquí llamaremos la “letoquitis” no son exclusivas de un tipo de hombre o mujer, no son reacciones bestiales contra todo lo que se nos impone, es algo mas sencillo: es solo verse a si mismo y descubrir el sentido de la propia libertad. En momentos en que los medios hablan de guerras donde los eruditos y los analistas de las ciencias del alma nos quieren mostrar como los hombres nos negamos a recibir los valores mas universales para ser presa de lo que unos llaman intolerancia y bestialización de la vida, para revivir los odios y retroalimentarlos cada día mas, es cuando pienso yo que debemos hacer un alto en el camino y pensar de que forma nos están obligando a pensar, a pensar que nos están obligando a sentir, a pensar si realmente creemos o si solo somos parte de una maquina que nos maneja y niega nuestro mas preciado valor, pensar la vida, pensar la libertad.
El camino a la libertad es una falacia, porque no es un camino y tampoco son múltiples el camino a la libertad somos nosotros mismos, el hombre puede ser la esencia de la libertad, solo el hombre que piensa por cuenta propia, como dice Bloch es aquel que reconoce donde esta el verdadero enemigo, ese enemigo que niega y somete la razón humana, ese que nos intimida y nos uniforma para que seamos vacas de su potrero. Somos vacas del potrero a quien tenemos que rendirle pleitesía por algo distinto a su valentía, a su valentía de quien cree que los seres humano somos mas que carne y se compromete por la liberación del pensamiento. Pensar libremente es distinto a opinar libremente, la opinión es apariencia el pensamiento es lo que Hegel llama la autoconciencia devenida en el ser en si y para si.

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