lunes, 5 de marzo de 2007

(Sin titulo)

Agosto 14 de 2005.

Siempre se dio una cosa, lo que nuestros genes culturales decían para nosotros, siempre fue un uniforme decir a nuestros padres lo mucho que habíamos cambiado, así fue una vez que descubrí esto, una esencia cambiante ya descubierta que no podía ser la misma porque para mi era sencillamente otra, nadie lo había pensado tal como yo lo había hecho, así fue que un día me dispuse a comenzar tan honrosa aventura, tal como se los voy a contar. Cuando partí la primera vez una fe de erratas había quedado abierta, un mal sabor se interpuso entro el destino y yo, por eso fue que decidí comenzar de nuevo, formatear la memoria que se torno para siempre aguda y frágil y pensar en un presente que perfectamente podría no estar pensando, así que el resultado fue un comienzo lleno de dudas y de principios sin comienzo, es decir, lleno de gestos que aun no se transformaban en lenguaje.

La sensación de comunicar, es decir, el algo. Algo había según Hegel no se si después de la intuición, algo salía en algún momento, como cuando un niño se esfuerza hasta las vísceras por decir, por transmitir una pura sensación que esta por ahí, como aullando sobre el aire pero susurrando en lo mas profundo, un algo de ese niño esta cuando puede decirlo no con su boca sino con toda su humanidad. Es más simple que el algo, como una mentira mal dicha, es algo que no llega al punto de su espesor, de su rabia sin sentido, la antitesis de la ficha perfectamente jugada en el ajedrez

Mientras me entrego al suave aire de la noche no quiero proseguir con lo prometido. Es necesario para sobre llevar el punto de la cordura, bajarse de estos cielos cuerdos y lejanos de coherencia, es posible escapar a la razón sin renunciar a la palabra, es posible el lenguaje sin tener que transmitir, no se puede juzgar al ladrón por su condición. Lo que pasa siendo francos es que voy al frente, de verdad voy al frente de un mundo que se performa sobre su propia vida, como el algo que ya no es algo sino el cuanto, el cualo, la sustancia, el concepto, la certeza absoluta o la idea de Dios, rozando la hendiduras mas fraccionadas del espiral que nos conduce a la verdad, no debe sentirse sobre su espiral, es mas bien una cuestión de entender la fractalidad sobre la cual caemos los hombres cuando creemos lo increíble, lo mítico, el amor, la dulzura o a Dios.

Si soy franco sobre mis creencias ya seria el mas mentiroso, no se como entender lo que yo soy ni porque lo soy, es por eso que me es mas fácil entender el mundo que me rodea, porque el misterio del hombre es tan infinito que asusta sentirlo cerca, pregonando lo inaudito de la ignorancia, la eterna ignorancia, la sagrada ignorancia. El eterno sentirse que se desvanece para no desfallecer pero tanta falta hace cuando se da, porque el sentir la alegría, no debe disiparnos de aprender de la frustración, o del dolor, o de mi corazón, perdóname mujer por haberte tratado así.

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