lunes, 5 de marzo de 2007

El nombre, el sustantivo. La acción, el verbo. “El color”, el adjetivo.

Como te llamas, me pregunto esa mujer guapa que me había estado mirando hacia una semana, Aurelio Gallo, le respondí. Te pareces a un primo mío, se llama Pablo y tiene el pelo igualito a ti, por lo menos la ultima vez que lo vi hace unos tres años. En serio, no me puedo parecer a nadie por su nombre, quizá sea una idea que solo tienes en tu cabeza, dijo Gallo, Pero es en algo no es en su nombre, Cual es ese algo, pregunté. La estatura, la contextura del cuerpo, Pero él no tenia pico, No solo tu puedes tener pico Gallo, Claro solo yo.
Era una conversación que levitaba sobre una premisa, yo me parecía a su primo pero yo no lo podía entender como me iba a parecer a algo o alguien. Era simple, solo es envestir al nombre de sustantivo y desplazarlo al adjetivo, luego el adjetivo se encarga de hacer el resto, se inventa un verbo, este aparece y se une al nombre vecino, quien también tuvo que envestirse de sustantivo. Es así como yo me puedo parecer a su primo Pablo quien seguramente creo la idea de un verbo sobre su prima para darme el apelativo de “parecido a él”.
Hay un problema cuando llego el nombre, y además la antinaturalidad del conocimiento artificial, que es eso? Como se llama? Aprendí como se dice tal cosa en tal idioma! El conocimiento de la libertad y la razón no puede nacer en la búsqueda del nombre de las cosas ni creer que aprender es saber los nombres de ciertas cosas y como estos se pueden combinar. Y aquí tenemos un problema de cómo se ha concebido la educación en un país como Colombia, sera que es por un problema tan elemental como este, y esto que tiene que ver con la letoquitis, pues realmente mucho, porque a través de esta se empezaron a reproducir las palabras legitimadas por su precedente, y por la invención de unos que tan solo veían el mundo como obra de dios y no como acción de su propio ser. La letoquitis esta presente en la educación y su acción es amenazante cada vez que nos hacen creer que aprender algo es saber nombrar correctamente, que tales formas de comportamiento son básicas para sobrevivir en sociedad, y que tal dejarlos ser libres sin coaccionar esos impulsos raros que tienen los niños y los jóvenes. Cafre, Cafre, Cafre, Cafre, piense rata, aprenda a pensar como a mi lo hicieron porque o sino es posible que aprenda a amar la vida, que aprenda a escupir en la cara de quienes tan solo gritan para infundir temor, de quienes nos dicen que tal cosa se llama así y que ese es su nombre. Desvaría Aurelio desvaría cada vez que puedas que la locura es tu bien mas sagrado de alguna forma te llegó ahora, no lo dejes escapar.

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