viernes, 12 de diciembre de 2008

La Fe, la Esperanza y el Amor.

Dícese de este hombre que era destiniente, le gustaban los merodeos sin destino y los viajes al mas allá, dícese de él, que un día conoció a una princesa cuyo marido la había maltratado y entonces lloraba y lloraba porque juraba todavía amarlo, entonces nuestro amigo el destiniente la invitó a que se haga la paciente y así poner en practica los conjuros de alegría al deprimido, compañía al solo, y amor a las desenamoradas. Una serie de lecciones tendría nuestra princesa que aprender pues hasta su honor ya peligraba en todo el reino de las Cucunubainas, la primera lección era la Fe para que nunca cayese ante los embates mas agresivos, que antes que injurientes, eran enseñántes de destrezas y durezas que curten siempre al alma humana, así que no mas lagrimas le receta a usted mi señora princesa el hombre destiniente, que como destiniente tiene algo de chamaniente. La segunda lección es la esperanza, ingrediente necesario para que tan bella princesa no cerrara las puertas de su corazón a un valiente destiniente, quien con sus curas y conjuros tendría muy bien ganado su corazón para siempre. La tercera, de todas era la mas importante, el amor, las anteriores desaparecerán porque se hicieron para ayudarnos mientras vemos como en un mal espejo, pero cuando este se rompa veremos claritico que todo era amor y nada mas que amor.

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