viernes, 12 de diciembre de 2008

Un cuento malo acerca de la contradicción.

Esta historia que les voy narrar es acerca de un muchacho, ni como usted, ni como yo, este personaje es aun mas especial y pocos lo aceptan como confidente, como amigo y mucho menos persona grata, resultase que esta persona tiene un defecto, digo “defecto” a ojos de la sociedad, siempre le gusta llevar la contraria, el no sabe que es bonito, no sabe lo que es feo, lo que esta amargo y ni siquiera dulce, cualquier intento de calificación del mundo exterior lo tiene absolutamente inhibido, sin determinaciones, ni percepción. Para él todo es igual en este mundo, todo es un vano intento de definición por los simples principios de la identificación y la contradicción, de tan simple forma de pensar nunca se obtuvo una dialéctica conclusión, en cambio, se le dio simplemente por tomarse por una de las dos, ya que nada de lo que veía le era totalmente convincente para asemejarse aquello. Desde el simple principio de la contradicción dio inicio a su vida social, haciendo los primeros experimentos en el Colegio cuando se hablaba de un buen estudiante, argumentaba porque no era un buen estudiante, a los malos los transformaba en buenos, a los culpables en inocentes, en fin, lo blanco era negro y lo negro se hacia blanco para él. Tan particular modo de proceder lo hizo en inicio pertenecer a un grupo de la conducta desviada, veíase en este hato de seres, pequeños ladronzuelos, mentirosos, morbosos y manipuladores, un pequeño grupo que se identificaba como referente negativo de todo lo calificado como virtuoso o de alto valor. Muy poco duro su tarea en este grupo, pues su empecinado arte de la contradicción lo llevo rápidamente a mostrarles porque cuando se roba no se hace el mal, sino mas bien, el bien, si una persona se hacia ladrón lo que estaba haciendo era cumpliendo con una justicia superior que le quitaba a los que no debían tener, y le daba a los que debían tener, pronto el ladrón se hizo honesto, el mentiroso verdadero y el morboso ascético, el mal no tenia ningún objeto, ni ningún sentido cuando el mal no era el mal sino era el bien. Entonces los malos se empezaron a transformarse en buenos, y al parecer, nuestro ilustre contradictor, se había vuelto además de un Robin Hood un transformador moral, haciéndolo ser aceptado por una grupo de personas que aseguraban hacer el bien cada día de su vida. Ante los comunistas se declaraba capitalista, al pueblo hablaba contra el pueblo, a los economistas les sacaba la Biblia y a los religiosos el Algebra de Baldor, porque además de poseer una incontenible tendencia a la contradicción poseía también un único sentido del humor a la hora de hacer entender el porque o el para que, todo era lo que no era, y ni siquiera él era lo que era, no había mas que decir en esta historia, pues así nuestro amigo se murió, y el día de su entierro lo llevaron al hospital en honor a su contradicción, a ver si en vez de morir es que iba a volver a nacer.

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