sábado, 20 de junio de 2009

Carta al profesor:

De un jalón de orejas el profesor los reprendió, aturdido de sus gritos, su paciencia se colmó, entonces correteó al compinche que escuchó, burlarse de su clase y su crecido pantalón. En su casa se escondió, y frente al esfero escribió, una carta de consejos a su agraciado profesor, mi querido profesor, yo si estaba poniéndole atención, lo que pasa es que usted olvidó cerrar la bragueta de su pantalón, entonces Buitrago me llamó, y en mi cara se rió, pues no creía estar viendo lo que le pasaba al pantalón, usted también fue alumno, y se que alguna vez rió, de sus cómicos maestros, de corbata y pantalón. Mi estimado profesor, no dejo de reír, y mientras le escribo estas letras le quiero agradecer, porque además de alegrarme el día, me enseña mucha cosa, si su genio se alborota solo saque el peine y hágase el huebón, pero no pierda usted, la magia del maestro que aguanta paciente, y asume el reto de enfrentar, a sus burleteros estudiantes con palabras de lumbrera, que me duele todavía la oreja de tremendo sacudón, y ni se diga una palabra, del descomunal corretiadon. En espera de su respuesta mi estimado profesor, lo saluda Benavides, el mejor amigo de Buitrago, su verdadero verduguero.

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