sábado, 20 de junio de 2009

Rivaldo Mosquera sin recuerdo ha amanecido.

Sin dibujar las montañas un río aparece sobre verdes sacados de un frasco de temperas. Los cisnes han llenado el rió que viene a lo alto, y se hace ancho en lo mas bajo. El juego de perspectivas agrandan a un cisne en el fondo de un pozo, la casa aun muy sola no ha sido habitada por ningún dibujante de sombrero voltiao. Entonces empapo el pincel con el agua, saco el azul y lo tiño con rabia, con un blanco sin mezcla y sin siquiera la brocha, lo exprimo hasta donde me lleve el paisaje, entonces salpico un poco de gotas, y emprendo con círculos sin orden alguno. Empieza aparecer una secuencia de círculos, con espirales adentro y también movimiento, si acerco mis ojos se pierde el dibujo, si alejo mis ojos me pierdo en recuerdos, entonces recojo la tempera negra, y luego enjuago el pincel mas fino, pajaritos sencillos vuelan ahora, en el cielo aguado de nubes dispersas. Hay un río inconcluso, un pasto uniforme, cisnes nadando pájaros y cielo, una casa esperando a ser habitada, aun faltan montañas tendré que buscarlas.
Camino dos kilómetros para ver lo que veo, es un bosque nativo que brilla en sus verdes, hay agujas visitantes de un pino cercano, entonces me siento y saco mi lienzo, lavo el pincel y lo enjuago de tempera, observando la cima la sigo a mi pulso, a un seno protuberante lo sigue el pequeño, entonces se mezclan colinas y sierras, dando al paisaje un fondo sin forma. Entonces me apago sobre la hierba aledaña, y caigo fundido en un sueño muy largo, llegan amigos aquí a visitarme, se llama la ardilla y conejos mojados, les digo me lleven ‘porfa’ a mi casa, tengo mucho sueño y solo quiero dormir. Ellos me dicen que no hay casa aquí, y que solo pueden pasearme por una montaña, entonces me paro con los ojos cerrados, camino y duermo sin siquiera sentirlo, a unos minutos recuerdo mi lienzo, se ha quedado botado en un fondo sin forma. La ardilla se ríe y me quedo pensando, porque es que se burla de mi cara dormida, no era de eso, responde la ardilla, sino que mire el paisaje que ahora recorro, entonces me encuentro con el río inconcluso, llegan los cisnes y juegan conmigo, uno me muerde porque no lo he pintado como macho que es sino como hembra, entonces le ofrezco quitar el moñito, pero ya parece que se ha acostumbrado, veo a lo lejos del río y aparece la casa, que no tiene persona adentro viviendo, en el cielo los pájaros describen elipses, y se ven tal cualitos como los he dibujado, entonces pregunto de donde viene la ardilla si yo nunca la he dibujado, ella se ríe asintiendo con hombros, mirando una cara que gigante se asoma, entonces se viene un baño de cerdas, como cepillos de dientes y ropa elegante, entonces me deja con sombrero voltiao, y le pone una pareja a la ardilla vecina, reconozco esa idea, alguien me la ha copiado, o quizá tan solo adelantado, pues soy yo quien dibuja mi propio paisaje y he puesto a la ardilla a que fuera creando.

Despierta en la hierba pasadas dos horas, se asombra de todo lo que le ha pasado, Rivaldo Mosquera sin recuerdo ha amanecido, con el lienzo tirado y la pintura regada, recoge la lona y observa asombrado, pues hay unas cosas que ha dibujado, el río no esta inconcluso y la casa aparece habitada por un muchacho alegron de sombrero voltiao, un cisne con moño lo jacta de risa y una ardilla con novia se ríe a su lado.

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