sábado, 20 de junio de 2009

Esbozo político en un tono antipolítico.

Por: Pablo Emilio De La Cruz


En esto de las tendencias políticas, se dice y conceptualiza tanto, que nos puede pasar como al gramático confundido que describe Patacas en uno de sus libros sobre la naturaleza letoquítica del Hombre: “los profesionales de la política, que se hacen llamar politólogos, saben por conceptos lo que para muchos es una simple decisión de vida, si siguen tal sistema no es por filiación profunda con las ideas sino por simple instinto, supervivencia o conveniencia, el mundo político se asemeja a esos mares conceptuales a donde todos buscan definir su posición con respecto a otros, se cree saber mucho, cuando lo cierto es que se divaga en un prefabricado mar de ideas artificiosas, en una historia sin propósito”. Patacas, filósofo italiano que nace en 1925 y muere en 1975 después de sufrir persecuciones y señalamientos por movimiento facciosos en la Italia postfascista, veía como la autonomía y libertad del hombre se entregaba a un partido político o a un sistema económico. En un ambiente similar, y desconcertado por el extraño y confuso climax político que se vive en nuestro país, estático como hace cincuenta años en el nivel del estado, pero efervescente en lo que se refiere a los nuevos intersticios de la organización política autónoma, vemos como un interesante escenario de reflexión y acción se abre para quienes deseamos construir alternativas de organización autónoma, como respuesta al fracaso del Estado como regulador de la vida moral y legal del país.

Antes de entrar a opinar sobre los contenidos teóricos y metodológicos del curso, les propongo, que hagamos una merodeo escénico por los intersticios del planeta que parece ahora mostrarnos las excretas de un juego entre humanos conocido como política. Parece ineludible pensar que una sociedad o conglomerado humano pueda sobrevivir sin una mínima base de organización, administración de bienes comunes y regulaciones morales, tal administración, como se le conoce en la mayoría de las sociedades primitivas, es delegada a los ancianos y mas experimentados en los quehaceres cotidianos de la vida. Resulta bastante sugestivo, para un curso de Tendencias Políticas, preguntarse por la naturaleza moderna de los poderes contemporáneos en las diferentes naciones del mundo, seguramente ya no tienen nada que ver con esa legión de ancianos que se reunían para tomar decisiones y dirigir los rumbos de su tribu, hoy en día, el poder ha mutado en forma y contenido, si antes, los mas sabios traían las tradiciones sagradas para llenar el mundo de su gente de significado por medio de historias y leyendas, ahora el contenido ha tomado las funciones de la forma, favoreciendo un frío tecnicismo y un gobierno regido por las estadísticas y rigores burocráticos.

El capitalismo moderno, asoma en los albores del siglo mas devorador que antes, como cumpliendo todo eso profetizado tanto por los libros sagrados de las religiones del mundo y por el propio pensamiento moderno. Max Weber, ya percibía desde finales del siglo XIX este fenómeno cuando casi proféticamente asume el desencantamiento del mundo como un proceso de racionalización de la sociedad occidental, que abandonó el ascetismo puritano “para instalarse en la vida profesional y dominar la moralidad mundana”, lo cual, “vinculado a las condiciones técnicas y económicas de la producción mecánico-maquinista, determina hoy con fuerza irresistible el estilo vital de cuantos individuos nacen en él, y de seguro lo seguirá determinando durante muchísimo tiempo mas”. (Weber, 257, 1985). El polémico Carlos Marx y Fredrich Engels llegaban a unas conclusiones cuando en su famoso panfleto el Manifiesto Comunista, proclamaba como el capitalismo generaría las bases de su propia destrucción. Mucho antes del cristianismo, las civilizaciones Maya e Inca de la América precolombina señalaban para la humanidad un periodo de grandes revoluciones acompañados, por supuesto, de muerte, desastres, pero lo mas importante, de un nuevo hombre. Todo parece confluir como en un tramado encantado que no puede pasar silencioso ante los ojos de los pensadores de la ciencia política.

La organización humana, mas allá de estar cumpliendo una historia en modo profético, también asiste a una resignificación de su función dentro de la vida del hombre. La caída de un comunismo rígido y coartador de la libertades del hombre y la inminente muerte de un capitalismo expansivo, frío y sin alma, parecen ser los dos grandes sistemas de referencia que le quedan al hombre postmoderno para llevar a cabo una nueva organización política. Revisando los contenidos del curso, encuentro muchos puntos interesantes que tratan, sobre todo, en lo concerniente a las nuevas tendencias de los movimientos sociales y en la construcción de sistemas de organización humana alternos a los modelos tradicionales del Estado-Nación, estas nuevas redes de organización se caracterizan porque pueden desarrollar mecanismos increíbles de sobrevivencia y resiliencia ante cualquier sistema político, llegando a convertirse en verdaderas y atractivas alternativas de concebir la vida integral del ser humano en sociedad.
Tal como los contextualistas plantean la comunidad como marco de la teoría moral: sustancialista, material, eudemonista, con visión teleológica (de futuro) común del sentido de la vida buena o de la felicidad, que invitan a aceptar y compartir el destino común, podríamos preguntarnos, en la sociedad de nuestro tiempo, el papel y función que cumple la expresión y reivindicación individual de la tradición de una comunidad de valores perdidos, como el nostálgico recuerdo de la identidad moral. En lo concerniente a los contenidos teóricos del curso, creo que los documentos aportados son suficientes para darle un espacio a la reflexión desde la experiencia y la disertación, eso si cuidándonos muchos que no nos pase como a los gramáticos que Patacas describe en la Italia de la postguerra, que ven en los conceptos políticos recetas y trincheras, a donde se inscriben filiaciones y se otorgan lealtades a consta de la autonomía del ser humano. Podemos prescindir, si la libre voluntad nos lo permite, de las estructuras rígidas que heredamos del viejo comunismo y el ya moribundo capitalismo, y no naufragar en ese mar de conceptos y posiciones prefabricadas que no toleran ni las mismas reglas de su propio juego.

Bibliografía:
Weber, M. 1989. “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”. Ediciones Orbis. Barcelona.

Danis Roberto Mahecha Espinosa. Modulo y core de tendencias políticas. Universidad Nacional Abierta y a Distancia – Unad. escuela de ciencias de la educación. bogotá, octubre de 2008.

Karl Marx, Friedrich Engels. Manifiesto Comunista. Señal que Cabalgamos. Universidad Nacional de Colombia. 2003.

Patacas, G; Filosofía politica y teoría de la letoquitis. Ed. Brunella. Bolina. 1962

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