viernes, 5 de marzo de 2010

La ventana trasera del cuarto de la pensión.

En la ventana trasera del cuarto que da hacia la calle, justo a donde el patio interior separa su habitación con la mía, la vi a ella por primera vez, nunca fui avisado de que iba a llegar a la pensión una dama tan elegante. Según lo habían comentado esta era una pensión de mala muerte, reservada únicamente para los vagabundos sin fortuna. Entonces excitado por la situación, sentí un aire de frescura invadir todo mi cuerpo, empujado a hacerme presentar pues de alguna manera tenía que pasar… Invente una excusa y me dirigí a la puerta de su cuarto, toque una vez y espere lo que pasara, anonadado por mi propia decisión, nunca antes había sido tan directo, toque la segunda vez y por fin la puerta de repente se abrió. Vi sus ojos y los de ella vieron los míos, quedando suspendidos en una fracción de segundo, teníamos poco tiempo, antes de que todo se desintegrara podía argüir la excusa para entrar en su habitación, pero lo encontré inútil y roce sin querer uno de sus dedos que se apoyaban en el quicio de la puerta, ya no había nada que decir, solo en silencio penetrar su habitación. Di dos pasos lentos pero tranquilos, no tuve que hacer mas y ella cerró la puerta, me tomo de la mano y me llevo despacio hasta su cama, me quito la camisa y me acostó con suavidad, yo solo me dejaba llevar por su fabricación. Con la nariz roso mi pecho y empezó a oler de arriba para abajo, acercándose por supuesto a las braguetas del pantalón, obviamente se me vino la excitación, las ganas de tomarla y desvestirla de una vez, pero preferí quedarme quieto y disfrutar del roce de su olfato sobre mi cuerpo, sin desear nada más que suspender ese momento para siempre. Entonces luego ella se retiró, me paso la camisa y me levanto de su cama, y me llevo de nuevo a la puerta a donde por primera vez nuestras manos se tocaron. Yo tan solo seguía lo que fuese sin preguntar nada ni intentar hacerlo, adentro un sentimiento me decía, es ahora o nunca más la volverás a ver, entonces me lance a usar la lengua, con voz suave le dije porque no volvíamos a la cama una vez más, pero todo parecía sentenciado desde el mismo momento en que ella apareció, y con el mismo dedo que por accidente yo roce me saco por la puerta y volví a la habitación a observar la ventana trasera del cuarto de la pensión, donde la vi la primera vez.

No hay comentarios: