martes, 6 de octubre de 2009

El hombre agotado y el destino del destino.

En una cama de resortes desiguales reposa su cuerpo cansado y agotado, una jornada de trabajo duro, bajo el sol del medio día, el calor de la candela y los moscos en la boca, cierra los ojos y su alma se ha viajado, como olvidar los machetes y los restos ardiendo, un pedazo de monte se ha ido, la naturaleza lo ha cedido y da al hombre la yuca que alimenta, el plátano y maíz, y que la tierra se ría de su suerte. Respira de su aire y llora por sus días, la muerte ya se ha ido y al hombre agotado no se lo ha llevado, mañana es otro día, mañana el sol sale nuevamente. Entonces amanece y su ojo no se ha abierto, en el sueño esta su madre, en el sueño están los magos, malkimalfu también lo ha visitado y la magia lo posee, se hace el milagro y de la cama ha levantado, pero malkimalfu no se ha despedido y ahora viene el nombre de su tío, que Dios en su cielo lo proteja, que el destino lo encamine. Los hombres trabajan y el hambre se acaba, los hombres trabajan y luego tienen hambre, llega el dinero y después el mercado, es el trabajo el que lo consigue nuevamente, un circulo vicioso, de hambre y apetencia, un espiral encantado de ciclos y mas ciclos, el hombre ahora arrepentido ve la cara de su jefe, la chagra ya pasó, de vuelta a su oficina, solo le ha quedado una ampolla y un recuerdo, malkimalfu está muy lejos y no ha conjurado la conversión del jefe en sapo. El dinero espantado, y después escondido en los bolsillos de personas en los sueños de sus días, ahí esta la cosa y con miedo se percibe, es solo un juego extraño de humanos que respiran, sienten el terror de un día amargo, el que volverá y también se irá, hasta que llegue ese día, de tener una cruz encima, muchos kilos de tierrita y gusanitos echándole muela al cuerpo, el jefe se asoma por la ventanilla y el hombre herido de la chagra como un soldado se incorpora, pues ni su muerte le ha llegado, ni el trabajo ha terminado, allá muy lejos han brotado las semillas que ha sembrado.
Llegan las seis, la hora de salir, sale de su cubículo y baja en ascensor, ahí esta la calle tumultosa como siempre, hace frio, y llueve un poco, es uno de esos días que amenaza todo el día con caer un chaparron, pero nadita nadita, solo espanta bobos y mucho frio. Sus días han pasado, los tiempos han cambiado, el recuerdo de su abuela, el arte de los niños, uno esta sentado en el andén estira la mano pescando con sus dedos, atrayendo con el dolor, sigue derecho y nada lo detiene. El Transmilenio esta repleto, saca la tarjeta que compro por la mañana, mira con tristeza la cola que se ahorrado, el B1 esta al frente, pasa al siguiente vagón y espera el C12, entonces es la hora de subirse y estriparse, un dos tres aquí va, se hace el flaco y entra heroicamente, la puerta de aire lo achicharra y queda bien enlatado, el transmilenio ha arrancado y su plan de escape ha sido concretado. Llega a la estación de su casa, y sale del bus rojo, aun falta atravesar, el caño más temible, coge su maleta y cambia su mirada, ahora debe asemejar un hombre malo y agresivo, camina con propiedad, agitando el brazo fingiendo no temer, al lado hay un gamín, “ lo evado o salgo a mil”. Entonces la voz cambia, del tercer al primero, “prefiero evadirlo cobardemente y ser la risa del gamín”, “pero parcerito no sea miedoso que yo no muerdo y tengo hambre, fresco que no son humanos lo que quiero comer hoy, mas bien deme una monedita y siga sano pa su casa, que estoy picho y voy a morir”. Como espanto se ha esfumado, el hombre incierto con suerte y amante de la muerte, el gamín ya está lejos hay lucecitas y también un celador, su corazón sigue palpitando y recuerda a la selva sin parar, como estará la yuca, el sol fuerte y la señora que cocina, como anhela este hombre la chagra ardiendo, olvidar el miedo a los humanos y respirar tranquilo por la noche en compañía de las ratas que su cuarto rodeaban.
Y entonces esperando esta vez despertar en la selva llega a dormir, con su jefe vuelto un sapo y su maleta sana y salva del peligro, la esperanza sigue ahí, asi todo afuera se haya enloquecido, los sonidos de chicharras, los pitos de las casas, las mujeres de la chagra y la nena buena del transmilenio, todos otra vez actuando en el articulado. La muerte y los amigos, los traguitos de aquellos días, viaje sin regreso, planeador sin planes, cual será el destino del destino, ya sus días son los mismos, ya su fuerza muere cada hora, ya no es dueño de si mismo, su trabajo se ha vendido y a Bob Marley lo han matado. Los tiempos van juntitos, caminando con el sapo, conjurando a malkimalfu y jugando con la magia, conspiraciones de hoy, efectos de mañana, deseo interminable, fe infinita y absoluta, a donde llegaras pensando, adonde duermes diariamente, si en esta selva me han dejado y en la otra he nacido, el niño por fin recibe una moneda y se para de la esquina, 23 horas han pasado desde que cominó por última vez, la noche cae en la ciudad y los hombres de la calle van a trabajar, en la basura buscan el pan de cada día, como se juntan los tiempos, el trabajo y el salario, el desposeído y el apoderado, el negro negro y el blanco blanco.

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