martes, 6 de octubre de 2009

Y sobre Aurelio Gallo un día se dijo…

Leo a Cervantes, pedazos de sus obras, no puedo seguir porque no lo tengo en el papel, como lo quiero leer y poder entrar en esa mente, tan loca y tan compleja, tan boba y tan simplona, en cambio no se porque yo, que aunque dotado del tipeo aun no me he encontrado con la historia, o un pedazo siquiera, que me atreva yo a escribir, y es que no se porque carajos se me metió la idea en la cabeza que todos estos titubeos y merodeos por la conciencia son ya la historia, cuando no lo son, pues solo pueden divertir a algún amigo desparchado que inducido por mi los tome como un mata tiempo, a ellos muchas gracias por leerlo, pero sin embargo, sin pensar que la vida es descalabros y de obras nunca realizadas, si quiero darle luz a una historia que se consuman en sucesos, descripciones y menesterosas escenas, que le den mas corrido al papel y menos a eso de la búsqueda absoluta del agua moja o el alejo no es alejo. Me mame de conjurar, y ahora quiero olvidar eso de conjuros, porque antes de darle vida por medio de la letra a este personaje que escriben en este momento, prefiero gestar uno nuevo, que aunque ya se haya conocido por las voces de ciertas gentes y se divulgue de manera estúpida en los mismos conjuros de colegio, aun no se sabe quien es. Les presento aquí a un misero payaso, poeta y penitente, desgraciado y ojeroso, nunca más temeroso, y si que mucho lo chistoso, su nombre no es de mi creación, sino se lo oi primero a otra persona, en un recreo, por allá en el colegio Refous. Aurelio Gallo vino al mundo a ser una especie de sanador sin darse cuenta, se esconden sus ojos y no se deja describir, que mas podre yo decir de un personaje que nace sin historia.
Encierro la concentración en un alma sola y sin propósito, en un nombre que a la nada se refiere y que deja en el oyente la sensación de haberse ido, pero vuelve de repente, pues realmente no se ha ido, sino esa es su esencia, y la misma presencia personal, Aurelio Gallo es quedar, sin nada que pensar, sin nada que decir y con mucho que esperar, entonces llega el bucle, y la chispa lo delata, Aurelio Gallo ha nacido pues de la nada se ha salido. Una vez mas se repite la historia, y vuelve a donde todo comenzó, pero el algo ya ha nacido y causa asombro cuando ya se conoció, la cosa camina ahí, en un personaje sin razón, en un personaje arrepentido, en un chanfle sin querer, es como cuando el chavo dice que se le chispotio, pero no es el mismo chavo porque Aurelio Gallo aun no ha podido hablar. Sentado frente al publico se espera lo que hará, sus ojos están tristes y expectantes para actuar, sus miedo no lo dejan, su pena lo delata, el publico no da cuenta y lo aplaude sin parar, entonces algo pasa, una luz cae, no es la del escenario, porque esta oscuro y sin ver, es la luz de la gracia, que lo toma y no pregunta, el man se ha parado y está bailando una canción.
Entonces me la pillo que es que un libro nunca empieza por su prologo, pero yo no se porque insisto en poner de primis este prologo, y sin historia ni ideas para ella me obstino y continuo, Aurelio Gallo ya nació, de la nada apareció, un amigo del Refous me soplo su nombre y yo lo utilice, ya lo sente en un escenario, de pronto era una tarima de papel, sus espectadores eran figuras también dobladas y de papel, sus amigos son los peces del pantano y los espejos, Aurelio no movió ni el mas mínimo centavo de su pantalón, como huevon permaneció y nadie ni un segundo lo miro. Entonces, piensa este escribiente, que habrá sido eso de la luz? Qué tipo de gracia entro en él, no hay razón para no existir. Un intento nuevamente, nunca tendré esa historia que contar, un personaje encarnado, que no da pie ni para hablar, sin boca no se puede, así como sin oídos nadie escucha, sin ganas no hay historia, sin ideas solo hay tipeo inútil y nada que contar.
Hace calor y la idea se nubla, vienen recuerdos tareas pa hacer, la historia se ha ido y es solo un recuerdo, un intento fallido de tres párrafos sin razón, mañana amaneceré y seguramente aquí me sentare, volveré a leer esto y también lo olvidare, en unos meses de nuevo, y así sucesivamente, entrañando lo añejo de un escrito fugaz, quien sabe a donde tanto desorden encuentre el orden, los ciegos lo ven, los sordos lo escuchan, yo lo tengo en la frente y suena su voz, es en el centro, entre los ojos, a donde nace la historia, ese cuento perdido de días lejanos, recuerdo cuando era niño que tan cerca pude estar de contarles la historia de Aurelio Gallo y ahora no queda nada de imaginación, sin embargo estoy aquí insistiendo en la palabra, pidiendo a la vida un algo perdido, no veo el presente y me frustro por algo, me pierdo el camino y dejo la historia. Aurelio Gallo se ha quedado Aurelio Gallo, menos infinito y sin nada que contar, su boca no aparece y sin miedo ha marchado a la casa de un escribiente que la sepa contar.

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