martes, 6 de octubre de 2009

Las promesas ocultas de Scooby Doo

Lárgate de aquí espíritu de la teoría, porque quieres que comprenda solo por comprender, vete de aquí espíritu de la especulación, porque quieres que piense eso que ignoro, ven para aca espíritu de la ignorancia, aquel que no sabe pero si lo hace, ven para aquí espíritu trinitario, aquel que no comprende pero si lo siente, vete de aquí espíritu de la pereza, ese que me para y me pone a pensar, vengan para acá ángeles de la recocha, que si de conjurar se trata que sea entonces escribiendo, y como dice Aurelio Gallo, viviendo, que de lo que se trata es de transformar, como diría el tio Marx lo terrenal que va a lo místico, solo se descifra por la práctica. Y así sucesivamente, esto tiene que pasar, para que las explicaciones, si ni la misma tierra se somete, y que se posesionen estas pequeñas realidades que se ven mas claras con los mismos ojos, ahí están, no la ves, paseándose por tu retina y acariciando el pecho, hundiéndose por el plexo y palpitando en palabra, palabra de vida y resucitada, la que se levanta de la tumba y sube al cielo por siempre y para siempre.
Abstenerse de volver al punto al cual nunca se ha de prometer, con los ojos buscando el misterio de verlo, que ejercicio ocioso, que vicio sin propósito, oh pequeño perro que algún día se invento la ciencia misma de Scooby Doo, son las ciencias que se ilustran con el plano mismo del “no sé que está pasando”, con la metodología del caos, y los resultados que no resultan. Ciencias no formuladas, ciencias de la luz, ciencias que se viajan y también se caen, que no encuentran y preguntan y como que me timan, pues algo pide que pare pero no puedo, aun estoy escribiendo. Qué clase de espíritu entonces eres, el que trabaja o solo da moral, porque no ser de los dos, y encender la chispa de las delicias. Oh mutantes sin camino, y encuentros que no entiendo, caminos divididos y dilemas sin sentido, tiempos que se van y no sé como despedirlos, pues es evidente que estoy vivo y lo estare hasta que Dios me lleve, pero la muerte no será la muerte sino la verdadera vida, la promesa está ahí, y la tomo sin miedito, pues de fatídicos y existencialistas no me puedo ir, de lo contrario que mal la pasaría.

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