martes, 6 de octubre de 2009

(Sin titulo.)

Siguiéndole a las disertaciones ociosas de esta mañana llega con un mensaje ese leve recuerdillo que me dice que la calle esta afuera y yo estoy adentro, y con ello la contradiccioncita de pensar salir a una calle, donde no hay nada para mi, en parte se podría pensar que me he venido a enclaustrar a estas tierras del sur de Colombia, a donde la cosa se pone tan interesante ya que por algún motivo me dejo la misión de escribir algo, que valga la pena, hacer lo que no he hecho, pues solo cojo el esfero para rebuznar o el computador para aparentar. Allá en el blog de Clowning no hay nada escrito todavía, pues esto que se viene debe traer un dolorcillo necesario de mucha soledad, para que el click sea por siempre.
Alguna vez hace 8 años deje mi casa por primera vez, salí para nunca volver y paso que ni siquiera me fui, luego, mas tarde, arranque para un lugar llamado San Andrés y me quería quedar a vivir allá y sucedió que también volví, luego vino La Mozzarella y el viaje a Australia de donde se trajeron tan importantes lecciones que seria una pena dejarlas por fuera de la memoria de este clowning, aprendí, y viví, la vida del Espíritu, vida que se vive y se sabe que existe y que es la real, pues todos la sienten y así sea pa dentro la reconocen. Entonces aprendí que este videíto es una cuestión espiritual y que lo demás viene no más que por casualidad, esta idea choco inmediatamente con las demás otras teorías a donde se piensa que materia y espíritu son uno y que son inseparables, como no siendo esto un tratado de teología profunda y mucho menos sofistosofía, entonces prefiero dar un salto y decirles que en el mismo momento en que todo sucedía yo solo agradecía a Dios.
No sé porque sufro tanto para estas letras escribir, ni porque en mi cabeza se ha quedado una vergüenza, como podre sacarla y poderles yo decir de que se trata eso tan simple que aprendí, pues en solo aventura y merodeos de niños se convirtió, lo que en esencia venia con aullidos de dolor. Esas mismas que ahora me visitan, debo ser paciente, y no desfallecer asi mis ojos físicos no vean lo que los ojos del Espíritu no dejan de ver. Entre viento y mareas llegaron historias de teatro de niños que aprenden y hasta ahora conocen eso del conocer, un mismo descubrimiento que se repite en cualquier escena y que en otras épocas se ha bautizado como una pelmasada, teniendo a su mentor a Andrés Murcia, eminente economista del Banco de la República y porque no futuro Ministro de Hacienda.

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