martes, 6 de octubre de 2009

Sabe usted quien fue Armando Porras?

Esta historia que no es historia, no se puede escribir parando y leyendo cada línea en el justo momento que se escribe, para que se conjure la conspiración de personajes que fantásticamente gestaran en la tierra la revolución de la recocha entonces toca no parar y contar asi sea mal contao como fue que tal suceso aquí nos sucedió. Resulta que todo era caos e iba derechito al mismo carajete, resulta que surgieron escritores que hablaron hasta la saciedad del automatismo económico, otros muchos lo hicieron pero con el manual del despertar, mientras tanto las historias de vaqueros, policías, y comedias del tipo Donde esta el piloto, no dejaron de aparecer, había para todos y todos se reían, pero todo iba pal carajo y a eso nadie se oponía, fatal e inevitable destino humano de autodestrucción. Paso entonces que por accidente sucedió, que de resbalón con una cascara de banana se cayó y su cabeza se golpeó, el médico que lo atendió jamás imagino que de un totazo en la cabeza aquí saldría, el héroe de una fantástica revolución, accidente de un mártir, que por inocencia y estupidez revoluciono la humanidad.
De quien hablamos, aun no lo se, empecemos por jugar a decir de quien no hablamos. No hablo del héroe estúpido, como Homero Simpson lo fue en muchos de los capítulos, tampoco es Superman, Ghandi o Jesucristo, es algo mas simple, y común y corriente, un desparchado, bastante libidinoso y poco discreto, con barros en la cara y un par de converse destrozados, un vil anónimo perdido en la gran ciudad. Una clase de personaje que se resbala con una cascara de banano, por la calle 33 subiendo a la carrera séptima, saliendo de algún instituto universitario de esos de la Caracas, ahí no mas, cruzando la esquina, al frente del edificio de Marbel, un conductor compra un banano, se lo come a dos bocados, justo en el tiempo de un pare en semáforo en rojo, arroja la cascara por la ventana y cae en el andén, minutos más tarde Armando va pasando por ahí, y hay juejulia que totaso que se mete. Se dio en la testa con una esquina del anden, quedo privado y una ambulancia lo recogió, su mama lo fue a buscar y en el hospital de Marly lo encontró, pobrecito mi mijito, indefenso y bien bobito, con una cascara de plátano resbalo y en la testa se cascó.
Entonces que sucedió, pues les vamos a contar, Armando Porras en la testa se aporreo, y en un hombre inteligente se volvió, un taller de experimentación instaló, mucho invento procreó, a su vecina conquistó y también un chino le metió, Armando ya era padre y un reconocido inventor, arreglaba radios, controles remoto y computadoras, un titulo le faltaba, pues nunca termino la universidad, de su negocio entonces vivió, y un día se le ocurrió, como cambiar el rumbo de la humanidad. Tomo un radio transistor y envió un mensaje pidiendo refuerzos para una revolución, un gringo lo escucho y avisó a un japonés, luego este le dijo a un sueco y un brasilero por ahí oyó, muchos mas fueron los desparchados que se enteraron de esta gran revolución, y asi fue creciendo el poder de su novedosa creación, una revolución entonces comenzó, que nació con un tiestaso en la calle 33, de 33 años murió Cristo, y de la 33 broto una gran revolución que de la recocha se apodo, porque de tremenda historia sin sentido nada mas podría yo contar, siendo un escritor desparchado incapaz de hacer lo que hizo Armando Porras, del cual todas las chicas de su barrio murmuran hoy y se lo quieren merendar, ahí escasez de mujeres dicen por ahí, pero no es verdad, es que Armando las tiene todas y no las puede compartir, ninguna quiere alguien diferente pues es él quien el mensaje un día se le ocurrió mandar, un estallido se escucho y el destino de la humanidad por siempre ya cambio.
Fin de esta estúpida historia.

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